jueves, 24 de mayo de 2012

cenizas

El viento se llevo, en una noche de tormenta, todo lo que tuve y todo lo que fui. Mil momentos vividos quedaron anegados por el fango que las nubes creaban al derramar sus lágrimas. Los cimientos para toda una vida quedaron reducidos a cenizas, residuos grisáceos de un mundo construido con la paciencia de los años que habían quedado atrás. Tan atrás como ahora queda aquella noche de tormenta en la que la luna desplegó su manto lúgubre y del resto se encargó el enfurecido cielo.
Un giro de trescientos sesenta grados, una curva cerrada a la derecha, la bajada de una montaña rusa, esnifar coca, un golpe seco, dinamita detonada y bum! Un cambio radical: las manecillas del reloj hacia atrás, la luna de día, el sol de noche, agua turbia y suerte que quedó la música.
Perdidas de tiempo entre letras de cualquier canción de rock.
Y nuevos horizontes que dejó entrever la luz del sol.
Quise recobrar aquello que tuve, construir de nuevo allí donde quedaba el polvo gris; tal vez todavía lo anhelo.
Pero no se vuelve a construir donde una vez cayó, el reloj no te da más tiempo del que le da a cualquiera, aferrarte a algo en vida es caer con ello.

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